sábado, 25 de agosto de 2012

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Admiro a la gente sincera; que conoce el valor de una mirada o el valor de una sonrisa.
Admiro a la gente que mira a los ojos, que habla siempre con la verdad por delante, sin hipocresía; sin falsedad.
Admiro a la gente que se emociona con los pequeños detalles: con una sonrisa, con una mirada, con una imagen, con un gesto; en definitiva con el mas mínimo detalle existente. 
Admiro a la gente que ama, cuida y protege a los animales.
Admiro a la gente humilde que hace cosas por los demás sin esperar nada a cambio, que se conforma y agradece lo que tiene sin desear mas constantemente.
Admiro a la gente que sabe darse su lugar, hacerse respetar y ser justa en la vida.

Admiro a la gente que respeta a los demás: a las personas mayores, a las personas con discapacidad, a las personas con cualquier tipo de defecto físico o mental, a los enfermos.. 
Admiro a la gente que no se burla de los demás e impone el respeto por encima de todo. Nadie es lo suficientemente perfecto para criticar, quien critica o insulta a una persona por un defecto deja al descubierto sus defectos mentales.


Admiro a la gente que deja la belleza física para un segundo plano y se interesa por la belleza interior.
Admiro a la gente que escucha, respeta, ama y ayuda a sus amigos y familia sin esperar nada a cambio.
Admiro a la gente que siempre da la cara ante la adversidad, que lucha por conseguir lo que quiere, que se levanta después de cada caída y que no se rinde nunca.

Y...sobre todo: Admiro a la gente que es capaz de sonreír en un mundo lleno de problemas, dificultades, hipocresía, falsedad, maldad e injusticia como el que tenemos.

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